Oswaldo Guayasamín
Obra. Litografías numeradas

El Museo Guayasamín de Quito es actualmente punto de visita obligada de toda persona culta y hasta del simple turista. Este genio de la pintura descoyuntada ha sido comparado nada menos que con Miguel Ángel y su Juicio final, con Goya y sus Desastres de la guerra, con Picasso y su Guernica.

Para Federico Mayor Zaragoza: su pintura es expresión y símbolo de una condición de americano universal que ha hecho del arte una herramienta de la solidaridad entre los hombres.Y Luis María Ansón deja traslucir su debilidad por este artista inmortal en estas hermosas palabras: Guayasamín, el manantial de las manos, el torrente del genio, el creador del color, el adorador de la línea, el poeta de la tragedia, el músico del mundo, el escultor del alma, el artista del estremecimiento.

Así pues, su incontestable prestigio internacional le hace ocupar un destacado lugar en la historia del arte universal.

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El llamado «pintor del espíritu americano», el gran artista ecuatoriano Guayasamín, de origen indio, abandonó este mundo a sus 79 años, en marzo de 1999, dejando inacabado su célebre y ambicioso proyecto de La capilla del hombre.

Para muchos, Guayasamín es recordado como el artista iberoamericano más importante de todos los tiempos.

La constante de su pintura ha sido siempre la protesta contra la injusticia, contra la intolerancia, contra el sufrimiento salvaje y gratuito provocado por el hombre, contra la guerra. Pero esta misma pintura desgarrada, dura, tiene su reverso: un canto de amor y de esperanza, casi hasta de alegría de vivir.

Desde que en 1942 ganara su primer premio, fue imparable su ascenso y reconocimiento internacional, siendo multitud los organismos e instituciones que han distinguido con sus galardones a este pintor de la fuerza, de la tempestad, de las raíces profundas de su pueblo, de la gente que sufre, y del amor como refugio y salvación.